Conclusiones y aleatorios de Albania
1. Ante
todo felicitarlos por el hermoso quilombo que armaron en la publicación de
Buenos Aires y la opinión de algunos turistas. Yo pienso como los italianos, en
Buenos Aires la paso súper. Quieroles
2. Los
albaneses en general son extremadamente extrovertidos y agradables. Por
ejemplo, una pareja de alemanes contó que hicieron dedo, los levantó un
albanés, y éste los llevó a almorzar, a tomar un café, y a caminar por el
parque.
3. En este
país parece que es más fácil encontrar gente que hable italiano a que hable
inglés. Yo intenté un par de veces, usando unas dos o tres palabras en ese
idioma, y agregándole el acento para hacerlo más creíble. Casi funcionó.
4. El viaje
a Tirana fue medio caótico. Tenía que tomarme el micro a las 11 en la terminal
de Podgorica, pero el nunca vino. Cuando fueron 11:10 pregunté al guardia qué
onda, y me dijo que mi bondi se había ido. “Carajo, ¿será que otra vez rompí la
barrera espacio-tiempo? Estos portales de mierda me están cagando el viaje”,
pensé enseguida. A pesar del mal trago, los muchachos de la terminal se
esmeraron y me consiguieron un taxi para que alcanzara al micro en la ciudad
siguiente. Eligieron el auto más derruido y el chofer con más pinta de chanta,
pero se portó manejando como un demente en la ruta, mirando un punto fijo cual
objetivo de francotirador, hasta alcanzar la ruta. Efectivamente, el micro
estaba esperándonos, y pude abordar. +10
5. Creo que
todos los días salí con turistas. Need some privacy now.
6. En el
hostel había muchos latinos durante el primer día, y luego un grupo de
italianos. Me sentí en casa por un rato.
7. En Albania aman la cultura occidental y sobre
todo a Estados Unidos. De hecho tienen una calle y una estatua dedicadas a
George Bush (hijo).
8. Pasé por
un banco y justo estaban los que serían del Prosegur albanés. Eran cuatro tipos
portando un Kalashnikov cada uno. Mejor pensarlo dos veces antes de hacer una
salidera.
9. Que seas
un forro no tiene nada que ver con tu pasaporte.
10. Los
edificios romanos conservados en Tirana y Durrës están en óptimas condiciones.
11. Realmente
son conservadores en los Balcanes, por lo menos en los países que visité hasta
ahora.
12. No voy
a ir a Kosovo.
13. El
comunismo versión albanesa no tiene adeptos en el país. A diferencia de algunos
ex Yugoslavia, que te dicen sin problema “Con Tito estábamos mejor”, acá no me
crucé con nadie que levantara la bandera de Enver Hoxha.
14. Fui a
una cafetería y, como por fin probé un café rico después de varios días, pedí
tres. Mi estómago no agradece.
15. Dejé
propina a los camareros, pero parece que acá no se estila, y quizás por eso
todos respondían con un “Gracias, muchas gracias, ¿volvés mañana?”.
17. Me
hablaron pestes de Albania antes de venir, pero la verdad la pasé muy bien,
aunque no es tan barato como prometieron.
18. La
comida, nuevamente, no da muchas sorpresas.
19. Hay
estatuas de Stalin, Lenin y Enver Hoxha detrás de la galería de arte. Parece
que nadie tiene el valor para tirarlas.
20. Fui con
un chico mexicano a Durrës (la Mar del Plata de Albania) y pagamos la entrada
para ingresar en un anfiteatro romano. Como nos colgamos hablando, parece que
hubo cambio de turno en la recepción, y cuando salimos nos pidieron el ticket,
pero no nos habían dado. Discutiendo en un idioma con tintes de inglés,
español, italiano y serbio, intentamos explicar la situación, pero no hubo
caso: un hombre que acompañaba a la mujer de la puerta de ingreso nos dijo que
iba a llamar a la policía. Por suerte mi compañero recordó que la anterior
recepcionista usaba anteojos, e hizo el gesto de las gafas. Ambos entendieron el
mensaje, y se disculparon por la mala onda.
21. El
albanés es un idioma que no se parece a nada que haya escuchado, y es bastante
más suave que el bosnio, el serbio y el montenegrino (que es igual que el
serbio), donde todo se escucha como “Shjistashk ubstishla dab suhsla”.
22. El
museo nacional tiene casi todo escrito en albanés, pero es una galería
interesante.
23. Parece
que el país hace no tantos años fue víctima de una estafa piramidal, pero no
tienen problema en comentarlo con gracia.
24. “Cuando
estaba el comunismo yo a veces comía sólo pan con azúcar durante semanas, y si
tenía suerte alguna fruta. Cuando era niño no me molestaba, pero después lo
empecé a sentir cuando tenía que trabajar todo el día en la fábrica. Algunos
dicen que en esa época no todo era malo: al menos teníamos las calles limpias”,
comentó el guía del city tour.
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