Conclusiones y aleatorios de Estambul, Turquía
1. Los
turcos son realmente personas agradables, creo que un buen vestigio de esto es
cómo tanta gente me dio una mano para encontrar mi finalmente fallido hotel sin
mufar ni ponerme cara de orto.
2. Tuve que
aprender a regatear. Pensé que era un mito, pero realmente se pueden “negociar”
los precios, más que nada en puestos callejeros o en algunas salidas
turísticas. Tras entrenar con algunos comerciantes, me acerqué al city bus,
para preguntar cuánto salía la mega vuelta que daba por la ciudad. “160 liras
turcas”, me dijo, que son más o menos 50 euros. Enseguida le puse cara de “WTF
no puedo pagar eso por un city bus”, y le dije que sonaba interesante pero que
no podía pagar ese dinero.
Luego de un
ida y vuelta de intentar convencerme, me comentó que tenía una opción más
económica por un paseo que salía una hora más tarde, a las 19. Empezamos
negociando en 130 y finalmente terminamos en 90, siempre poniéndole cara de
perrito pachucho con el tema $$$. “Bueno, te pido un ticket por las dudas”, le
dije, y me miró raro: “Pero no señor, yo necesito que me pague ahora”. “Pero no
tengo billetera acá, tengo que ir al hotel”, contesté. “Ah, bueno, está bien
igual te dejo el ticket y aclaro que me pagás cuando venís. Si llegás a cambiar
de opinión, por favor traeme el ticket, que lo necesito”, cerró.
Me fui a
dar una vuelta de una hora aproximadamente, y cuando regresé le dije que le
agradecía, pero que esta vez pasaría del paseo. Volvimos a debatir el precio, y
terminó concluyendo que “Argentina está muy mal” (sin que yo hablara una
palabra de contexto económico nacional), y terminamos arreglando en 40 liras
(poco más de 10 euros), 120 menos que el valor inicial.
Igual fue todo
medio al pedo porque al final no me tomé el city bus.
3. El té.
Madre santa, qué rico es el té.
4. Baklava,
la joya dulce que ya conocía, pero que me volvió a enamorar.
5. El café
es un poco fuerte para lo que vengo acostumbrado, el espresso es casi una sopa
de carbón.
6. En la
ciudad tenés mezquitas para regalar. Lo increíble es que son todas muy bellas
por fuera, aunque por dentro no suelen ser gran cosa. Sí impresionantes, pero
sin demasiada intervención artística (el Islam prohíbe la representación de
imágenes, así que con eso perdemos retratos y estatuas para embellecer, pero
igual se las arreglan).
7. El
comentario general es que escasean los turistas europeos. “Después de los
ataques y el problema con los militares dejaron de venir muchísimo”, dijo un
comerciante, y agregó: “Ellos son los que más gastan, y por eso es un problema
para nosotros que ahora tengan miedo de viajar a Estambul. Por el momento,
estamos llenos de turistas árabes”.
8. Turistas
árabes. Gastan mucho y le dan de comer a los hoteles de lujo, pero mucha gente
del sector turístico tiene sus dudas, como por ejemplo, el dueño del hostel
donde estuve: “Sí, vienen, gastan, y generan muchos ingresos, pero el problema
es que nos preocupa que se quieran ir metiendo de a poco en nuestra cultura.
Donde van ellos, destruyen todo lo que se ha construido. Primero empiezan
mandando turistas, luego inauguran algún centro religioso, y después empezás a
ver chicas turcas usando niqab. Prefiero que intentemos recuperar a los
viajeros europeos, antes que reemplazarlos por ellos”.
9. Primera
vez que me tomé un subte en el viaje. Generalmente hago todo caminando, porque
me gusta y porque realmente tengo tiempo para hacerlo, pero Estambul es
demasiado grande como para solamente hacerla a pie. Tuve un poco de pánico
porque tenía que ir al aeropuerto y hacer combinación, pero por suerte está
todo señalizado y en el subte suena el altavoz en turco y en inglés. +10 lince.
10. Hagia
Sofía, lo más lindo. Ya había dicho que con sólo ir ahí mi viaje estaba completo.
Es una experiencia maravillosa, y nunca voy a poder olvidarla.
11. Me hice
cliente habitual de una tienda de cosas dulces, por las mañanas iba a comprarme
mis baklavas para el desayuno, y uno de los flacos me decía siempre: “Parecés
mendocino, como Messi y Di María”. Le expliqué 800 veces que ambos son
rosarinos, pero él se veía muy contento creyendo que son mendocinos. “En
Mendoza deben tener buen fútbol”, insistía. Pensé que era tremendo troll, pero
el pibe hablaba en serio.
12. Debe
ser la ciudad donde más me tocó trabajar. Qué bueno que el hostel tuviera café
y té gratis para los huéspedes. Y buen WiFi, claro.
13. Después
de la experiencia inicial al llegar a la ciudad, voy a hacer absolutamente todo
lo posible para evitar tomarme un taxi.
14. La
ciudad con mayor infraestructura turística por lejos lejísimos hasta el
momento.
15.
Volvería a esta ciudad con algún acompañante (hola Lara) y por un tiempo un
poco más largo.
16. Como en
Booking me pusieron “no show” en el hotel que había reservado, les dejé una
review en TripAdvisor, donde conté mi historia y les dejé un amistoso párrafo
final: “Vale aclarar que no tuve una experiencia de este tipo con absolutamente
nadie en Estambul. Más bien, al contrario, todos fueron amables y de mucha ayuda
cuando necesité indicaciones, evidentemente el Hotel XXX es la oveja negra de
Turquía. Eventualmente la desgracia caerá sobre ellos”.
17.
Booking… hasta el momento, de 10 hoteles, 8 estuvieron geniales; uno no tenía
la habitación que había pedido y era muy berreta (ahí fue culpa mía, porque
tenía reservado en otro lado pero, como lo vi tan barato, cancelé la que tenía
programada y agarré viaje sin mirar las críticas); y bueno, el no show de
Estambul. Además, como acumulé cierta cantidad de reservas y reseñas, me dieron
una especie de credencial “Genius”, que hace que pueda hospedarme con
descuentos en general ridículos, sobre todo si hago la reserva un día antes.
18. Comida
de alto nivel, la buena panadería no me hizo sentir tan lejos de casa.
19. Tránsito
hasta las manos.
20. No sé
cómo, pero siempre termino cruzándome con algún francés o pareja de franceses
que hablan algo de español. En este caso me topé con un señor que tiene una
empresa de souvenirs, y exporta desde Hong Kong para el mundo. Una de las primeras
cosas que me dijo, cuando tocamos el tema, fue: “Qué bueno que ahora tienen un
presidente que abrió las importaciones, antes me era imposible meter un
producto en Argentina. Me habían dicho que estaban apuntando a la fabricación
local, y eso está muy bien, pero no se puede prohibir que vengan productos de
buena calidad a competir con mejores precios. La competencia en el mercado es
sana, y me alegra que tengan un presidente que piense así”.
21. Ya en
Almaty, Kazakhstan. Próximo destino, si todo el papelerío sale bien,
Uzbekistán.
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